Iba a colocar un post sobre una noticia que aparecía ayer en “El País” sobre sueldos estratosféricos “El sueldo de un año, en 10 minutos (El País)” y veo que otro blogger hace la mismas reseña (http://francisco-ortiz.blogspot.com/) Adjunto también su post al final.
Sueldos anuales que van desde los 11.000 millones de euros de gestores de fondos en EE UU hasta los, por ejemplo, 11 Millones de euros del Director General de Vodafone (este dato aparece en la noticia del periódico en papel y no en la versión electrónica). El de la foto, Angelo Mozilo, fundador de Countrywide, la mayor firma hipotecaria independiente en EE UU, se queda en unos "miseros" 43 millones al año.
Al margen de valoraciones éticas/políticas/etc que cada uno tendrá sobre el tema, de las cuales algunas se pueden leer a continuación de la propia noticia en el País ¿Qué tiene el dinero que nos impulsa a tener más aunque tengamos suficiente?
¿Con 11.000 millones de euros ganados en un año no es más que de sobra para retirarse a disfrutar de la vida? Vamos, a mi con los 11 de un año del presidente de Vodafone me sobran… Claro que tampoco gano 11 millones de euros al año… si los ganara ¿Me retiraría? Sí, claro que sí.
Por cierto, ayer tampoco me tocó la lotería.
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10 minutos, 1000 vidas
Abres el periódico y te topas con una noticia como ésta: El sueldo de un año, en 10 minutos (El País). Tipos de Wall Street que ganan en diez minutos lo que un empleado medio en un año. Y mi amigo Luis Castillo me llama, con tono irónico primero y enfadado, muy enfadado después, me dice que no es así la cosa, que luego vienen los aguafiestas de siempre -bien subvencionados, bien pagados con dinero secreto- y dicen que no hay lugar para las revoluciones, los grandes cambios, los movimientos de protesta generalizados. Nos han idiotizado, desarmado moralmente, nos han bajado a la categoría de perritos que aceptamos y lamemos nuestro hueso, añade. ¿No sirve ya Marx? ¿Qué tenemos a cambio? ¿No sirve ya Emile Zola, no sirve Sartre? ¿Qué tenemos que los mejore? Luis se calla. No quiero insistir con lo de los niños que se mueren de hambre, con tanta correción política para no perder clientela. Son argumentos fáciles, aclara, aunque absolutamente innegables, palpables. No son lugares comunes, son una realidad. Diez minutos, insiste, trabajan diez minutos y otros todo un año. Qué injusto, qué mierda. En fin. Ya vendrán a consolarnos con lo de siempre, con lo del fiasco de Rusia (como si allí hubiera habido comunismo, hombre, a otro perro con ese hueso), con el fin de las utopías (claro, que no pensemos ni deseemos más que lo inmediato y comprable), de las ideologías (claro, a partir de ahora pensaremos no con ideas sino con números de tarjeta de crédito) para que este capitalismo asesino no pare, concluye Luis. Me ha dejado sin palabras.
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