3 de marzo de 2014

Se trata de nadar, pedalear y correr



Es posible, es seguro, que mis amigos y conocidos entrenadores de triatlón, y son unos cuantos, discreparán conmigo, es más, lo harán con criterio porque son ellos los que tienen el conocimiento y experiencia en la materia. Pero éste es mi punto de vista.  

El triatlón es un moda, no sé si pasajera o no, pero hay un boom de pruebas y de participantes. Además el perfil del triatleta es permeable, muy permeable, a cualquier gadget/tecnología, tendencia, dieta, etc, que le diga que va a mejorar su “perfomance” en carrera (por otra parte, y desde el lado positivo, esto es también uno de los atractivos de este deporte: Se arriesga y se innova con materiales, geometrías, tecnología, etc). Y por esta alta permeabilidad del triatleta nos compramos desde las últimas medias compresivas y los últimos calcetines con tecnología “Shock Absorber”, “Acupressure”, “Ergofit”, “Thermoaeration”, “Archstim Blood Circulation”, “Total Water Extract”, “Achilles Tendon”, etc (la lista de “tecnología” presente en unos simples calcetines aún es más extensa que ésta) hasta un inspirador/espirador para aumentar nuestra capacidad pulmonar en un “0,1%” (!) o un fantástico medidor de potencia de 1000€ que utilizamos como pantalla que nos va diciendo  "Vas a 200W"/"Vas a 300W/...". Pasando por la práctica de prometedoras dietas “milagro”, Paleodietas, etc, o zapatillas minimalistas con menos tecnología que las que venden en un mercadillo, pero pagando 10 veces más.  

Pero lo que quería apuntar es una tendencia también muy extendida entre los triatletas, y es la de tener un entrenador personal. Ésta es una reflexión también “personal”, es mi caso particular, por lo tanto tómese como tal, simplemente.  

Hace bastantes años que hago deporte, y en particular unos 16 que práctico triatlón, en mayor o menor intensidad, desde las aproximadamente  5-7 horas/semana de entrenamiento con las que empecé, a las 12-14 horas/semana que puedo estar haciendo ahora. Antes de esta etapa triatlética he corrido más o menos asiduamente desde los 15 años (tengo 46) y he hecho bici ocasional y otros deportes como Judo, etc. Desde que el deporte se convirtió en parte de mi vida lo he practicado al ritmo, intensidad y frecuencia que me ha pedido el cuerpo o me han dejado las circunstancias. Necesito el deporte, pero necesito que éste se adapte a mí, y no yo a él. Es un reflexión similar a la que aplico a la “moda” de las zapatillas minimalistas tan en boga ahora: Soy de los que prefiero que las zapatillas se adapten a mí (a mi tipo de pisada/corrección, tipo de amortiguación, soporte, etc) y no yo a ellas (modificar mi forma de correr con laboriosos procesos de reeducación de técnica de carrera, etc), y así lo dicho con el deporte: Éste se debe adaptar a mí, no yo a él, o al menos no “exageradamente”. 

Observo a mi alrededor que mucha gente tiene un entrenador personal que le “lleva”, da igual el nivel que tenga, incluso los hay que piensan que sin él no van a mejorar, que es "imprescindible". Y mi opinión es que todo depende de cual sea tu filosofía del deporte, del triatlón en este caso, o incluso del momento en el que te encuentres dentro de él. Por supuesto que el rendimiento (mejorar) es importante, es ese “punch” de motivación que nos hace esforzarnos en unas series, en unos entrenamientos de intensidad, etc, que nos alegra cuando conseguimos mejorar nuestro puesto o nuestro tiempo, aquí o allí. Pero no es lo más importante, ni mucho menos, es más, creo que para la mayoría de nosotros en realidad no lo es. En mi caso las competiciones son la "excusa" para entrenar, para hacer deporte: Me apunto a las competiciones para tener mejores “excusas” para entrenar, y para entrenar con más ganas, pero no entreno con más ganas para competir, no, de hecho competir me gusta poco: Me pongo nervioso, no duermo bien antes de una competición, y me parece que voy a unas Olimpiadas aunque vaya a correr el triatlón de mi pueblo en Grupos de Edad.  

Todo esto lo tengo bastante más claro desde hace unos años, cuando me diagnosticaron una enfermedad que en aquellos momentos me limitaba hacer deporte. Y me acuerdo, perfectamente, porque la intensidad del pensamiento era muy alta, que solo pedía que pudiera seguir practicando deporte, que pudiera seguir saliendo a correr y montar en bici aunque ya jamás pudiera hacer un Ironman o las pruebas que en ese momento estaban en mi cabeza, me decía a mí mismo que me conformaba con hacer cualquier carrera popular o marcha cicloturista, pero que me dejaran, por favor, entrenar, hacer deporte… No me penaba no poder competir jamás, me abrumaba la posibilidad de no poder hacer el deporte que mi mente y mi cuerpo necesitaba. 
Así que tengo muy claro que para mí la competición es una excusa para entrenar, que es lo que realmente me gusta. 


Volviendo a lo de entrenar (hacer deporte) y los entrenadores personales. Es cierto que cuando eres nuevo en el triatlón, necesitas, o mejor dicho, es recomendable, contar con unas pautas de entrenamiento, conocer una serie de ejercicios “tipo”, alguna dinámica de cargas y recuperación, incluso algún esquema, por simple que sea, de preparación de una temporada. Pero una vez que se adquieren esas 4 nociones básicas (y pueden no ser más), puedes circular por el mundo deportivo triatlético sin miedo, depende de lo que busques. Mención aparte tiene el tema de la natación, pero eso va en otro capítulo (otro día hablaremos de ello).

Así que en mi caso, con estas nociones muy, muy básicas, adapto el entreno a lo que puedo hacer cada día/semana: Si una tarde tengo libre, y hace buen tiempo, entonces “toca” bici larga, aunque sea lunes y haya salido el domingo también largo. Si una tarde salgo a correr y me siento “revitalizado y mineralizado” entonces tocan cambios de ritmo o el circuito del monte Valdelatas “a muerte”, etc. Eso sí, tengo en mente el calendario de competiciones (las “excusas” para entrenar que comentaba antes) para ir metiendo entrenos “enfocados” a esa prueba que puedo tener dentro de 2 semanas o 6 meses…  


Si alguien me dice que no he probado el “entrenador personal” tengo que decir que sí lo he probado. Está bien, y en algunos casos muy bien, aunque en mi caso particular me suponía un estrés adicional ya que el 50% de los días no podía hacer lo que el entrenamiento marcaba por temas de “agenda” u otras circunstancias, y me pasaba la semanas moviendo los entrenos, variando las cargas, y a su vez con el cargo de conciencia de no hacer lo que "tocaba", etc… Y lo cierto es que disfrutaba menos de las semanas de deporte. Seguro que hubiera rendido más, pero no lo pude comprobar porque justo fue el año que empecé con mis problemas físicos (ahora "controlados").  

Como digo es mi visión, simplemente un apunte para relativizar la importancia de un entrenador personal. Me consta que hay personas para las cuales es imprescindible, o muy aconsejable, contar con una guía, un manual de lo que hay que hacer, el cuándo, el cómo y el porqué, y me parece perfecto, por supuesto. Un entrenador, al contrario de lo que puedo pensar de determinadas tecnologías, gadgets, modas de dietas, etc, y siempre que el entrenador sea bueno, es una gran ventaja competitiva y garantía de salud "deportiva" (realmente la que más merece la pena de todo el abanico de posibilidades que un triatleta puede tener de equipamiento/dietas/tecnología/ayudas/etc). Claro que he dicho que siempre que el entrenador sea "bueno". También he conocido entrenadores que eran auténticas bombas de relojería, que no tenían formación alguna, aunque algunos de ellos sí tenían un buen palmarés deportivo que les daba mucho caché (a veces pensamos que porque alguien sea bueno en su rendimiento deportivo ha de ser necesariamente un buen entrenador), o bien teniendo algún tipo de formación digamos que era de "aquella manera".  

Así que, concluyendo, esto del triatlón es, o al menos puede ser, mucho más sencillo de lo que parece, si quieres. Se trata de nadar, pedalear y correr, descansar, comer bien (mi asignatura pendiente), escuchar al cuerpo y volver a nadar, pedalear y correr, por supuesto disfrutando de lo que haces, y así vuelta a empezar…  


PD: Hoy tenía que haber salido a andar en bici, es lunes, tengo la tarde "libre", había quedado con unos amigos, pero resulta que hace un vendaval en Madrid y hemos abortado la salida. Así que en el impas hemos dejado esta reflexión. Ahora saldré a correr, largo, 1 hora y media, con unos cambios de ritmo, o quizás no, quizás según me esté soplando el viento en la cara se quede en 1 hora a ritmo lento-mantenido, o incluso quizás haga otra cosa... En realidad no sé lo que voy a correr hasta que no esté corriendo. 

Be water my friend